Don Ramón Hermosilla arreando vacunos en Roble Huacho. |
El 26 de enero de 2019 se realizó el primer homenaje
público y masivo a los arrieros de San Fabián de Alico. En aquella ocasión se
invitó a diez arrieros emblemáticos de la alta cordillera. Todos aceptaron y se
mostraron contentos de que se conociera y respetara su forma de vida. En la
plaza comunal se levantó un escenario junto al monumento "El arriero"
del escultor Renato Soto Campos. Junto al escenario se construyó un puesto
arriero tal como los que se usan en la alta cordillera, y tras él, el clásico varón
donde se amarraron los caballares y mulas traídos desde las montañas.
El homenaje fue parte de la primera Semana de
la Cultura Arriera, que fue una instancia generada por Prodesal y los
departamentos de cultura y comunicaciones del municipio sanfabianino.
Fue un momento emotivo y largamente anhelado
por la comunidad que ha visto diluirse con el paso de las décadas al mayor
orgullo identitario de nuestra comuna cordillerana.
El año 2020 se realizó un homenaje similar,
aunque esta vez a las mujeres arrieras de la comuna. Fue igualmente muy emotivo,
porque es la primera vez que se les reconoce y agradece públicamente por toda
su inmensa labor de vida. El silencioso respeto y luego la ovación del público
dejaron plasmado el sentimiento común de que ellas y ellos han pasado a formar
parte de la leyenda del territorio.
Otrora fueron cientos y miles de arrieros
trashumando por las huellas centenarias de las montañas en busca de los mejores
pastos para los animales propios o a su cargo.
En este ir y venir hacia y desde las veranadas
se fue conformando una forma de vivir con sus propios códigos, sus ritos, sus
formas de hablar, de silbar, de compartir en medio de la soledad cordillerana.
El conjunto de toda esta forma de vida es lo
que hoy se conoce como Cultura Arriera y constituye un invaluable Patrimonio
Cultural Intangible de San Fabián de Alico. Y nos importa tanto rescatarla,
darla a conocer, ponerla en valor, porque nos genera admiración y orgullo
conocer acerca del esfuerzo de generaciones de hombres y mujeres habitando con
éxito en medio de condiciones geográficas tan difíciles. Gente de cordillera
que ha seguido traspasando sus saberes y experticias a cada nueva generación
para que la luz que habita la montaña nunca se apague.
Y aunque es un hecho comprobable que la modernidad ha ido incidiendo, de distintas maneras, en la paulatina extinción de esta forma de vida en la mayor parte del territorio chileno, podemos afirmar con orgullo que aún quedan unos cuantos arrieros en la alta cordillera de San Fabián de Alico viviendo a la usanza antigua, habitando las montañas como lo hicieron sus ancestros.
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Arreo por las calles del pueblo. Semana de la Cultura Arriera 2025. |
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Arreo por las calles del pueblo. Semana de la Cultura Arriera 2025. |
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Arreo por las calles del pueblo. Semana de la Cultura Arriera 2025. |
Orígenes de la Cultura
Arriera en San Fabián de Alico
Arrieros y sus perros en Roble Huacho. |
En territorio tan amplio y despoblado, donde el Estado chileno, y sus instituciones, se ha hecho presente, con mediana efectividad, bien avanzada la segunda mitad del siglo XX, debemos darle amplio valor al recuerdo de las personas de avanzada edad que habitaron la cordillera sanfabianina.
Al coincidir los testimonios de la mayoría de
ellos, podemos acercarnos a entender un esquema de vida que predominó durante
muchos años.
Indudablemente que tal esquema siempre
involucró la interacción de personas de ambos lados de la cordillera. Los
recuerdos suelen estar habitados por gente del otro lado. Familiares, amigos y
conocidos a los que, desde San Fabián, no les dicen argentinos o neuquinos,
sino cuyanos. Las historias que afloran hablan de constante interacción, amistad,
admiración, complementariedad económica y también de contrabando. Era un mundo
con reglas propias, donde el rol fiscalizador de ambos estados era más bien
simbólico.
El investigador argentino Héctor Alegría así lo
estima en su trabajo “Trashumancia – De
la Mesta a la Nuestra”: “…se da aquí claramente el concepto de Región
Cultural, toda vez que excede y no respeta los límites políticos de los países.
La realidad del poblamiento y el posterior abastecimiento de los asentamientos
tienen una fuerte raíz chilena. Aun cuando aquí la evolución ha determinado
ligeras manifestaciones propias, persisten nítidamente giros idiomáticos, usos
y costumbres, gastronomía, etc. que denotan su origen trasandino. No obstante,
esa misma evolución ha creado una cultura parecida, pero no igual. Por ejemplo,
en su música y en especial en la especie musical y bailable denominada cueca…”
Alegría hace, igualmente, referencia al arte de
las cantoras, cultivado desde tiempos antiguos en las zonas cordilleranas de
San Fabián de Alico. “El canto es patrimonio peculiar de mujeres: las cantoras.
Intuitivas, memoriosas, sin edad. Cantan canciones auténticamente folklóricas.
Repiten, aún sin saberlo, el romancero español en sus tonadas. Se halla en el
fraseo cadencioso la décima espinela. Parabienes, décimas de angelito. Pero la
base y generadora de toda esa cultura es la trashumancia. La que conocemos hoy,
que tiene su invernada en la precordillera y los llanos, y sube a las pasturas
altas cada verano. El arreo, paciente, sacrificado, cada vez con más obstáculos”.
Remitiéndonos a la Cultura Arriera de San Fabián de Alico, debemos considerar como parte de esta tanto a los crianceros como a los arreadores, y sus respectivas familias, coexistiendo y confundiéndose muchas veces en las mismas funciones de trasladar el ganado, de ida y regreso, a las veranadas de la alta cordillera.
Arreo de chivos en la zona cordillerana de El Principal. |
Arriera en Roble Huacho. |
Arreo por las calles
del pueblo
Año tras año, exceptuando la pausa pandémica, la
Semana de la Cultura Arriera ha seguido contribuyendo al rescate y la puesta de
la tradición arriero campesina de San Fabián de Alico.
Los arrieros descienden al valle a recibir su
merecido reconocimiento por parte de la comunidad sanfabianina. A través de sus
miradas profundas, de hombres y mujeres que han visto y comprendido demasiado
en la vida, se percibe la alegría de ser reconocidos, de que su rica cultura
arriera no se haya perdido en la niebla de la historia, y que, muy por el
contrario, está viva y muy presente en cada uno de los descendientes de esta comuna
cordillerana.
El arreo de animales por las calles del pueblo
se realiza como broche de culminación de cada Semana de la Cultura Arriera. Es
el momento en que la nostalgia acelera el corazón de los sanfabianinos y donde
los visitantes conocen parte de la esencia identitaria de nuestra comuna. Se
escuchan los silbidos interpelando al ganado, el ladrido de los perros arrieros,
calles y plaza quedan inundadas de aroma a chivo, a caballar, a montura,
entroncando ese aroma con entrañables recuerdos de infancia.
El puesto arriero
Un día antes del comienzo de cada Semana de la
Cultura Arriera, el equipo de Prodesal instala un típico puesto arriero
premunido de todos los aperos usados en la montaña. Tachos, sogas, pierneras, mantas
de Castilla, sombreros trajinados, troncos para sentarse.
El día de la celebración se encienden braseros,
se ponen tachos para el agua, se prepara caldillo arriero, se parte la tortilla
de rescoldo, se rebana queso, se ceban mates y se invita a los arrieros
presentes a pasar y acomodarse para empezar a contar las proezas de su vida
cordillerana a la gente que va y viene. Se comparte el mate y la tortilla, se
narran anécdotas, mientras afuera del puesto otro arriero enseña a vestir una
mula.
Simultáneamente se realizan muestras
gastronómicas típicas, juegos del lazo, se enseñan formas de preparar el mate
con diferentes mixtos de hierbas de montaña, se realiza el concurso de la mejor
tortilla de rescoldo, se suceden relatos sobre la vida cordillerana, así como variadas
presentaciones artísticas y un arreo final por las calles del pueblo
Durante día y noche el puesto arriero se
mantiene en funcionamiento, permitiendo a miles de personas aprender y valorar
aspectos claves de la cultura arriera.
Homenaje a don Pancho
Hermosilla, arriero de San Fabián de Alico
Un emotivo reconocimiento a don Francisco
Hermosilla, uno de los arrieros emblemáticos de la cordillera sanfabianina, se
realizó el 20 de enero de 2025 en la plaza de la comuna.
El reconocimiento fue precedido por una
entrevista que realizaron integrantes de la Corporación Alico-Punto de Cultura
Comunitaria, en conjunto con Prodesal San Fabián al arriero en su actual
residencia particular en el sector de Pichinal.
Allí don Francisco relató aspectos desconocidos
sobre su vida en la alta cordillera. La importancia vital de la familia, su esposa
e hijos, la inclemencia climática, la distancia, los oficios que aprendió y
desarrolló para sobrevivir entre las montañas, así como los pormenores de su
trabajo de administrador en el fundo El Roble durante varias décadas.
El texto que condensó esta extensa entrevista
lo realizó el historiador y presidente de Corporación Alico, Jorge Muzam, y su
adaptación y lectura en la inauguración de la Semana de la Cultura Arriera lo
realizó la poeta y dramaturga, Tania Sandía.
Don Francisco asistió junto a su familia y
contempló el relato sobre su vida desde el Puesto Arriero "Los
Troperos" instalado en el medio de la plaza.
El puesto ha sido erigido por funcionarios de
Prodesal cada año desde 2019 como una forma de recrear y poner en valor este tipo
de construcción precaria que se levanta en numerosos puntos de la cordillera
para dar refugio al arriero en medio de su permanente trashumancia.
El alcalde de San Fabián, Cristofer Valdés,
junto a la presidenta de la Unión Comunal de la Cultura y las Artes de San
Fabián, Lorena Ledesma, otorgaron un reconocimiento a don Francisco Hermosilla
ante la emocionada y respetuosa ovación del público.
Esta actividad marcó el comienzo de la Semana
de la Cultura Arriera de San Fabián, versión 2025.
***
Texto leído públicamente por la poeta y
dramaturga Tania Sandía durante el reconocimiento a don Francisco Hermosilla.
Don Francisco
Hermosilla y doña Fresia Fuentes, una larga vida en la cordillera de San Fabián
de Alico
La historia que van a oír es real, es nuestra,
porque habla de nuestra gente, de nuestro territorio, de la inmensidad de
campos, lagunas, ríos y montañas.
Don Pancho Hermosilla y doña Fresia Fuentes
conformaron un respetado y querido matrimonio de nuestra comuna. Ambos
permanecieron casi toda su vida en la cordillera de San Fabián de Alico.
Primero en Chacayal y luego en Roble Huacho.
Se dedicaron principalmente a las labores del
campo, a la crianza y arreo de animales, a administrar las innumerables tareas
del fundo El Roble y a sobrellevar las estaciones con la precaución y sabiduría
aprendida de los ancestros.
Su hogar era un lugar de encuentro donde
compartir y pernoctar en medio de la inmensidad cordillerana. A punta de mate,
tortilla y amable hospitalidad fueron forjando amistades que perdurarían en el
tiempo.
Sus vidas están impregnadas de incontables
vivencias, anécdotas tanto divertidas como dramáticas, de largos viajes a las
veranadas, así como del recuerdo de cientos de personas que vivieron en El
Roble o pasaron por allí.
En aquellos años las distancias se medían de
otra forma, dependía del clima, de los caminos, de la rapidez de los caballos,
de la cantidad de animales que se arreaba. Las mulas eran vitales en la
cordillera. Ellas llevaban la carga para la subsistencia. Algunas llegaban a
cargar hasta 160 kilos.
En cada mes de marzo se hacía el rodeo.
Llegaban baqueanos desde distintos lados junto con sus piños y había que
ponerle la marca a fuego, mucho antes de que se impusieran los crotales. Eran
labores intensas que ocupaban muchos días y donde la sabiduría de la misma
gente y la sagacidad de los perros de arreo cumplían un imprescindible papel
para que el ganado no se revolviera.
Los primeros años en Chacayal don Pancho fue
campero y trabajó en las múltiples labores que demanda la vida en la
cordillera. Incluso aprendió a techar las casas con carrizo, tal como se había
hecho durante generaciones en los hogares de El Chacayal. Luego en Roble Huacho
tuvo que hacerse cargo de todo. Nunca hubo un día de descanso ni vacaciones
porque el trabajo en la cordillera es de todos los días, a veces también
abarcando la noche, en verano e invierno, en otoño y primavera. Con nieve o
granizo. Porque los animales tampoco pueden esperar. Necesitan atención,
alimentación, protección ante el frío y el calor. Tal como los seres humanos.
En la cordillera, mujeres y hombres se entregan
completamente para sobrevivir. Cada persona es una enciclopedia de oficios. En
parte porque nadie los ampara en la soledad de las montañas. Sólo la
fraternidad entre la misma gente que a veces vive a varios kilómetros unos de
otros.
Día tras día, don Pancho y su caballo
recorrieron cada rincón de la cordillera. Cada lugar con su nombre, su belleza
y su peligro. Valle Hermoso, El Chico, El Feo, Las Águilas, El Renegado, Los
Coltrahues, Nacimiento del Ñuble, el Cerro del Indio, Los Tábanos, la Subida
del Enemigo, los 12 Maitenes, la Subida del Novillo, el Vaho del Toro, entre
tantos otros, lugares que quedarán grabados en su memoria por siempre.
57 años estuvieron casados don Pancho y doña
Fresia. Una larga vida marcada por la unión, el afecto, la responsabilidad y
mucho esfuerzo. Tres hijos tuvo el matrimonio. Todos ellos criados en sólidos
valores, principios, tradiciones y conocimientos propios de la gente de
cordillera.
No hace mucho tiempo falleció doña Fresia
dejando un legado imborrable de amor y sabiduría en su esposo, sus hijos,
nietos y en todas las personas que tuvieron la fortuna de conocerla.
Hoy don Pancho Hermosilla vive en Pichinal,
dedicado a disfrutar su familia y la tranquilidad de su hogar, cuidando sus
parvadas de pavitos y conservando la vitalidad, energía y bondad que siempre lo
ha caracterizado.
Agradecemos a don Pancho Hermosilla y a su hijo
Daniel por acceder con tan generosa amabilidad a esta reconstrucción de
aspectos de sus vidas en la cordillera. Reconocemos igualmente a quienes
colaboraron para que este hito cultural se llevara a cabo: Lorena Ledesma de la
Unión Comunal de la Cultura y las Artes; Juan Luis Sepúlveda de Prodesal; Paulo
Acevedo de Prodesal; Jorge Muzam de Corporación Alico, y quien les habla, Tania
Sandía, poeta y dramaturga.
Es por esto y tanto más que le brindamos un
cariñoso aplauso y reconocimiento a él y a su familia por su larga trayectoria
siendo parte de la cultura arriera de San Fabián de Alico. Muchas gracias
A modo de conclusión
La Cultura Arriera goza de vitalidad en la
comuna de San Fabián de Alico. La comunidad local la siente como propia y se
suma espontáneamente a las celebraciones y homenajes que recuerdan, reconocen y
visibilizan a los arrieros y arrieras de la comuna.
Corporación Alico, valorada y reconocida desde
el 2024 como Punto de Cultura Comunitaria por el Ministerio de las Culturas,
las Artes y el Patrimonio, ha seguido contribuyendo durante el 2025, en
diferentes instancias, al rescate y puesta en valor de la Cultura Arriera de
San Fabián de Alico.
El desarrollo del presente material que se
entregará, a modo de devolución, a la comunidad sanfabianina, forma parte de
las Actividades de Corporación Alico para el Plan de Fortalecimiento Nuevos
PCC.
Agradecemos a la comunidad de San Fabián de
Alico, a los crianceros y arreadores, a los cultores de oficios, a las
portadoras de saberes ancestrales, al programa Prodesal y al Ministerio de las
Culturas, las Artes y el Patrimonio por valorar y contribuir a la realización
de este trabajo.
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